lunes, 16 de noviembre de 2015

Trabajadores de Aguas de las Américas reafirman su compromiso de lucha "el agua un derecho humano"



El agua debe alcanzar espacios de decisión democrática para sacarla del mercado
Conclusiones y debate del II congreso continental de trabajadores de Agua, Saneamiento y ambiente de las Américas

Buenos Aires, 11-13 noviembre 2015.-

Al terminar el II congreso de trabajadores agua, saneamiento y ambiente del continente americano agrupados en CONTAGUAS, reafirman su compromiso de lucha por garantizar la “disponibilidad y la gestión sostenible de los servicios de agua y saneamiento para todos”, desafío que está relacionada con la noción de que el acceso al agua es un derecho humano, aprobado por la Asamblea General de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2010.
En su declaración reiteran su rechazamos a la mercantilización del agua, en todas sus formas, incluyendo la privatización de las fuentes de agua y de los servicios basados en el agua. Privatizar el agua es un ejemplo del proceso más general de mercantilización de la vida, transformando a los bienes naturales en propiedad privada mercantilizable, la expresión más extrema es el crecimiento de la industria del agua embotellada como una mercancía.
Exigimos que los países de todo el continente declaren “El agua como derecho humano”,  garantizando el acceso universal a estos servicios, donde cada individuo tenga un acceso garantizado a un mínimo vital de agua necesarios para la vida humana digna, que la Organización Mundial de la Salud estima entre 50 y 100 litros de agua diarios por persona, para necesidades domésticas.
Cabe hacer presente que en julio de 2010 sólo 122 países votaron a favor de la resolución de la ONU y declararon el derecho humano al agua, 41 países se abstuvieron y 29 estuvieron ausentes en la votación, lo que pone en relieve que la sociedad global, o al menos los gobiernos que representan a su población, no tiene un posición común sobre algo tan básico como aceptar que el acceso a los volúmenes esenciales de agua segura para cada ser humano del planeta es un derecho, simplemente por ser humano. Este es un ejemplo claro del dilema social, político y ético que confrontamos en nuestro tiempo.
La implementación del derecho humano al agua en todos los países debería ser una tarea primordial. Los países deben crear mecanismos legales y administrativos que prevengan la mercantilización de las fuentes de agua y de los servicios básicos. Si los países continúan permitiendo el control de las fuentes de agua y de los servicios básicos por empresas privadas y empresarios poderosos, el derecho humano al agua no pasará de ser una romántica idea que nunca se pudo implementar en la práctica.
La implementación del derecho humano al agua también requiere enfrentar la crisis mundial del agua, particularmente la contaminación de los cuerpos de agua y los procesos antropogénicos de desertificación y desecamiento. Estas son tareas enormes que muchos gobiernos en los países en desarrollo, incluyendo aquellos comprometidos con el derecho humano al agua, encontrarán extremadamente difíciles de realizar debido a restricciones financieras, falta de recursos humanos, etc.
Una parte importante de la población mundial continúa sin acceso a unos pocos litros de agua para consumo y a servicios básicos de saneamiento, lo cual es el resultado de condiciones de injusticia y desigualdad estructurales. Las decisiones de política pública en relación a estos servicios casi siempre han sido implementadas en ausencia de debate público democrático. El sector del agua debe estar sujeto al control democrático, que democratice la política y la gestión del agua, lo cual requiere la creación de mecanismos legales y administrativos efectivos que permitan un involucramiento significativo, no meramente formal, de la ciudadanía.
Los gobiernos, las instituciones financieras internacionales, las agencias de cooperación, y otros actores relevantes deben abandonar su apoyo a la mercantilización la privatización. Las políticas de mercantilización del agua que han prevalecido durante las últimas tres décadas han fracasado
La Declaración del Derecho Humano al Agua por parte de la ONU en 2010 nos da una oportunidad para repensar y reconfigurar las prioridades y los mecanismos que deben ser adoptados para las estrategias de desarrollo pos 2015. Sin embargo, el proceso que llevó a la aprobación de dicha Declaración nos deja una advertencia importante: docenas de países no apoyan la noción de que existe un derecho humano universal al acceso a los servicios de agua y saneamiento. La razón para dicha postura es que muchos de estos países consideran que dicho servicios deben ser mercantilizados, no considerados como derechos o bienes públicos.
Estas son partes de las conclusiones y debate del II congreso continental de trabajadores de Agua, Saneamiento, Ambiente de las Américas, agrupados en CONTAGUAS, congreso realizado en Buenos Aires del 11-13 noviembre 2015.

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