El agua debe alcanzar espacios de decisión democrática para
sacarla del mercado
Conclusiones y debate del II congreso continental de
trabajadores de Agua, Saneamiento y ambiente de las Américas
Buenos
Aires, 11-13 noviembre 2015.-
Al terminar el II congreso de trabajadores agua, saneamiento y ambiente
del continente americano agrupados en CONTAGUAS, reafirman su compromiso de
lucha por garantizar la “disponibilidad y la gestión sostenible de los
servicios de agua y saneamiento para todos”, desafío que está relacionada con
la noción de que el acceso al agua es un derecho humano, aprobado por la
Asamblea General de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2010.
En su declaración reiteran su rechazamos a la mercantilización del
agua, en todas sus formas, incluyendo la privatización de las fuentes de agua y
de los servicios basados en el agua. Privatizar el agua es un ejemplo del
proceso más general de mercantilización de la vida, transformando a los bienes
naturales en propiedad privada mercantilizable, la expresión más extrema es el
crecimiento de la industria del agua embotellada como una mercancía.
Exigimos que los países de todo el continente declaren “El agua como
derecho humano”, garantizando el acceso
universal a estos servicios, donde cada individuo tenga un acceso garantizado a
un mínimo vital de agua necesarios para la vida humana digna, que la
Organización Mundial de la Salud estima entre 50 y 100 litros de agua diarios
por persona, para necesidades domésticas.
Cabe hacer presente que en julio de 2010 sólo 122 países votaron a
favor de la resolución de la ONU y declararon el derecho humano al agua, 41
países se abstuvieron y 29 estuvieron ausentes en la votación, lo que pone en
relieve que la sociedad global, o al menos los gobiernos que representan a su
población, no tiene un posición común sobre algo tan básico como aceptar que el
acceso a los volúmenes esenciales de agua segura para cada ser humano del
planeta es un derecho, simplemente por ser humano. Este es un ejemplo claro del
dilema social, político y ético que confrontamos en nuestro tiempo.
La implementación del derecho humano al agua en todos los países
debería ser una tarea primordial. Los países deben crear mecanismos legales y
administrativos que prevengan la mercantilización de las fuentes de agua y de
los servicios básicos. Si los países continúan permitiendo el control de las
fuentes de agua y de los servicios básicos por empresas privadas y empresarios
poderosos, el derecho humano al agua no pasará de ser una romántica idea que
nunca se pudo implementar en la práctica.
La implementación del derecho humano al agua también requiere
enfrentar la crisis mundial del agua, particularmente la contaminación de los cuerpos
de agua y los procesos antropogénicos de desertificación y desecamiento. Estas
son tareas enormes que muchos gobiernos en los países en desarrollo, incluyendo
aquellos comprometidos con el derecho humano al agua, encontrarán
extremadamente difíciles de realizar debido a restricciones financieras, falta
de recursos humanos, etc.
Una parte importante de la población mundial continúa sin acceso a
unos pocos litros de agua para consumo y a servicios básicos de saneamiento, lo
cual es el resultado de condiciones de injusticia y desigualdad estructurales.
Las decisiones de política pública en relación a estos servicios casi siempre
han sido implementadas en ausencia de debate público democrático. El sector del
agua debe estar sujeto al control democrático, que democratice la política y la
gestión del agua, lo cual requiere la creación de mecanismos legales y
administrativos efectivos que permitan un involucramiento significativo, no
meramente formal, de la ciudadanía.
Los gobiernos, las instituciones financieras internacionales, las
agencias de cooperación, y otros actores relevantes deben abandonar su apoyo a
la mercantilización la privatización. Las políticas de mercantilización del
agua que han prevalecido durante las últimas tres décadas han fracasado
La Declaración del Derecho Humano al Agua por parte de la ONU en 2010
nos da una oportunidad para repensar y reconfigurar las prioridades y los
mecanismos que deben ser adoptados para las estrategias de desarrollo pos 2015.
Sin embargo, el proceso que llevó a la aprobación de dicha Declaración nos deja
una advertencia importante: docenas de países no apoyan la noción de que existe
un derecho humano universal al acceso a los servicios de agua y saneamiento. La
razón para dicha postura es que muchos de estos países consideran que dicho
servicios deben ser mercantilizados, no considerados como derechos o bienes
públicos.
Estas son partes de las conclusiones y debate del II congreso
continental de trabajadores de Agua, Saneamiento, Ambiente de las Américas,
agrupados en CONTAGUAS, congreso realizado en Buenos Aires del 11-13 noviembre
2015.
FENATRAOS CHILE