martes, 10 de septiembre de 2019

La editorial de los sindicatos de Essal a la crisis de agua de Osorno


Emergencia de agua en Osorno contingencia que deja huella en ESSAL
El 11 de julio de 2019 quedará marcado en la historia de Essal, como el día en que se generó una de las mayores crisis que hemos tenido que enfrentar como compañía. El derrame de combustible que dejó a Osorno 10 días sin el suministro abrió una serie de flancos que hasta hoy nos tiene interna y externamente frente a un mar de incertidumbres.
Sin embargo, toda crisis presenta oportunidades y para nosotros, esto marca un antes y un después. La contingencia dejó en evidencia que existe una cultura de la precariedad al interior de la empresa, en donde se han postergado las soluciones a los problemas que muchas veces denunciamos.
Nosotros conformamos la primera línea, conocemos la empresa a fondo, y por lo mismo es fundamental que se inviertan recursos en los trabajadores y en las condiciones en que estos operan. En ese sentido, parece primordial que se genere un cambio en los estándares de la dirección. Requerimos una gestión proactiva, una que deje el escritorio y termine de aplicar un “piloto automático” y/o desconociendo lo que ocurre en el día a día.
Lo ocurrido no se resuelve con cambios en los nombres en el directorio y la gerencia. Hay que terminar con esta mala costumbre de hacer vista gorda a los problemas. No se necesitan discursos ni palabras de buena crianza; necesitamos acción. Personas resolutivas, comprometidas, que se la jueguen por soluciones concretas, eficaces y de fondo. No podemos olvidar que existe una relación importante entre el servicio esencial y la comunidad, y las críticas de la ciudadanía eran hacia la dirección, no hacia nosotros como trabajadores.
Ahora bien, este también es el momento de la autocrítica y de asumir responsabilidad de omisión, pues muchas veces confundimos el concepto de compromiso con el “pasar a la partida”. Permitir la precariedad es que se vulneren nuestros derechos o que se ponga en riesgo nuestra vida con el pretexto de “cuidar el trabajo o mostrar profesionalismo”, eso debe cambiar.
¿Cuál es nuestro desafío? ¿A quién le corresponde liderar el cambio? ¿Somos acaso los trabajadores los responsables de llevar a la empresa a una nueva etapa? ¿Están los nuevos directivos preparados para enfrentar el siguiente ciclo? Interrogantes sobran, lo que necesitamos ahora es alguien que tome el timón y nos dirija hacia una nueva ruta, donde la forma de relacionarnos con la gerencia sea a partir de una comunicación horizontal. Esperamos que se deje la soberbia a un lado, y se incluya a los trabajadores en los procesos de mejora en la operación y seguridad, a fin de que los cambios no sean simplemente cosméticos. En ese sentido, nos preocupa la señal de que, a la fecha, las organizaciones no han sido consideradas en mesa de trabajo alguna que pretenda abordar los cambios y que a pesar de la retórica nueva era, seguimos accionando de la misma forma.
El desafío es grande, pero como dijimos en un comienzo, las crisis también pueden ser oportunidades. Y en nuestro caso esperamos todos remar para un mismo lado… el lado del respeto a los trabajadores, a protegernos, pero siempre con el mismo sello distintivo: el del profesionalismo y compromiso que ponemos al servicio de nuestra comunidad.
Sindicatos Essal